Por motivo de las fiestas navideñas quise publicar un
artículo especial y después voy a seguir publicando en continuaciones mi “novela”
A mis amigos y
lectores les deseo Feliz navidad y un
prospero año nuevo.
Gabriel
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Un pedazo del sueño Americano
Gabriel
Panagiosoulis
El Bronx
De este patio comenzaba una escalera de hierro ya oxidada, para
subir al segundo piso en donde los presos pasaban las noches encerrados en sus
celdas.
Maki oyó las voces de los guardianes que gritaban: ¡Todos en la
fila, es hora de encerrarlos! Tenía que salir y atravesar el congelado patio,
subir las gradas una por una, por una escalera vieja que conducia al segundo
piso.
El empujón en su espalda fue fuerte, en vano Maki se agarró de
los pasamanos, pero no aguantó.
Por última vez levantó su cabeza y miró la luz de la falsa
esperanza que alumbraba enfrente. Bajó la cabeza y miró sus pies que se
arrastraban en el último peldaño.
Enfrente estaba la puerta de los dormitorios, parecía la boca de
un monstruo, y las rejas los dientes de la fiera esperando devorar a un nuevo
Jonás.
La celda húmeda y semi oscura, emitía una ola de amargura, de
odio que ahogaba a la gente, contra el sistema americano. Maki no dijo nada a
nadie ¿para qué? ¿Quién le iba a hacer caso? Se encerró en sí mismo con más
odio y más rencor, caminó hasta su cama y se acostó.
Las ventanas de la celda estaban cubiertas con rejas y una doble malla de alambre. Maki pasaba el tiempo mirándolas, el tiempo no tenía ninguna importancia para él. El reloj había dejado de contarle las horas, no le importaba que hora era, o que día, o que mes, otros se habían encargado de medirle el tiempo, de su libertad.
Las noches eran más confortables que por el día.
Las ventanas de la celda estaban cubiertas con rejas y una doble malla de alambre. Maki pasaba el tiempo mirándolas, el tiempo no tenía ninguna importancia para él. El reloj había dejado de contarle las horas, no le importaba que hora era, o que día, o que mes, otros se habían encargado de medirle el tiempo, de su libertad.
Las noches eran más confortables que por el día.
Maki liberaba su mente,
salía de su cuerpo y viajaba como un pájaro. Era su maná, el espíritu de
libertad que mantenía la llama de la esperanza. Por las noches cuando no podía
dormir, cuando no se oía nada más que los ronquidos de los demás, se levantaba
en la punta de sus pies, y caminaba hasta la ventana. Las rejas habían tapado
la vista, pero en la esquina derecha, la malla de alambre tenía un agujero que
se podía ver detrás de la superficie de vidrio. Pegaba su ojo a ese agujero y
miraba, era increíble, las cosas que cabían en este diminuto agujero.
Le parecía que había abierto el cielo, altos rascacielos se habían engendrado en la isla de Manhattan y trataban de ahogarla. Las ventanas alumbraban con una luz amarillenta, otras con luces blancas y de colores fosforescentes. Luces que tomaban la forma de las ventanas, unas redondas, otras rectangulares y otras cuadradas, y al tope luces en formas cilíndricas. Todas juntas, daban la impresión de un tejido de encajes. Veía la lucecita de la boya, que alumbraba como una luciérnaga, y oía su campanita tocando según la mecían las pequeñas olas del mar. Su propósito era, para guiar los barcos en la oscuridad de la noche, en el puerto de Nueva York…
Le parecía que había abierto el cielo, altos rascacielos se habían engendrado en la isla de Manhattan y trataban de ahogarla. Las ventanas alumbraban con una luz amarillenta, otras con luces blancas y de colores fosforescentes. Luces que tomaban la forma de las ventanas, unas redondas, otras rectangulares y otras cuadradas, y al tope luces en formas cilíndricas. Todas juntas, daban la impresión de un tejido de encajes. Veía la lucecita de la boya, que alumbraba como una luciérnaga, y oía su campanita tocando según la mecían las pequeñas olas del mar. Su propósito era, para guiar los barcos en la oscuridad de la noche, en el puerto de Nueva York…
Gabriel
Panagiosoulis
Gabriel Panagiosoulis- Escritor griego que escribe textos cortos
en español y en inglés. Ha publicado varios libros en su lengua natal: griego.
Ha recibido varios premios literarios en Grecia. Nació en Pylaro, Cefalonia,
Grecia. A la edad de 16 años emigró de su pueblo navegando como marinero
buscando el sueño americano. Actualmente vive en El Bronx NY y escribe relatos
y cuentos cortos en español, lengua que aprendió gracias a sus viajes por el
mundo hispánico.
.
1 comentario:
Feliz Navidad, amigo, para ti y para tus seres queridos!
Veo que tus escritos cada vez consiguen hacerse mas leidos entre la gente de hablahispana del mundo! Te felicito!
Que sigas siempre así.
Mis saludos!
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