sábado, 27 de diciembre de 2014

Feliz y próspero año nuevo


                                 Feliz y próspero año nuevo 2015
                                   Atitlan Guatemala


…Las ventanas de la celda estaban  cubiertas con rejas y una doble malla de alambre. Pasaba su tiempo mirándolas, el tiempo no tenía ninguna importancia para él. El  reloj había parado de contarle las horas, no le importaba que hora era, o que día, o que mes, otros se habían encargado de medirle el tiempo, de su libertad.
Las noches eran más consolables que los días. Dejaba su mente libre, salía de su cuerpo y viajaba como pájaro. Era su maná, el espíritu de libertad que mantenía la llama de la esperanza. Por las noches cuando no podía dormir, cuando no se oía nada más que los ronquidos  de los demás, se levantaba en la punta de sus pies, y caminaba hasta la ventana. Las rejas habían tapado la vista, pero en la esquina derecha, la malla de alambre tenía un agujero que se podía ver detrás de la superficie de vidrio. Pegaba su ojo a ese agujero y miraba, era increíble, las cosas que cabían en este diminuto  agujero.    
Le parecía que había abierto el cielo,  altos rascacielos se habían engendrado en la isla de Manhattan y trataban de ahogarla. Las ventanas alumbraban con una luz amarillenta, otras con luces blancas y de colores fosforescentes.  Luces que tomaban la forma de las ventanas, unas redondas,  otras rectangulares y otras cuadradas, y al tope luces en formas cilíndricas. Todas juntas, daban la impresión de un tejido de encajes.  Veía la lucecita  de la boya, que alumbraba como una luciérnaga, y oía su campanita tocando según la mecían las pequeñas olas del mar. Su propósito era, para guiar los barcos en la oscuridad de la noche. A media noche se oyeron las sirenas  de los barcos anclados en el puerto de Nueva York que  daban la bienvenida de  nuevo año. Era un año más que entraba, un nuevo año  lleno de esperanzas.
Así pues, les deseo a todos mis lectores y visitantes de mi blog  que tengan un próspero y feliz año nuevo 2015, no pierdan las esperanzas, siempre hay una ventana abierta para todos, para todo el mundo   de esperanza y felicidad.
Antigua Guatemala

Muchas gracias por visitar mi blog.
Gabriel    Panagiosoulis  



viernes, 12 de diciembre de 2014

En el techo de America


En el techo de América
Desde este año, las ciudades bolivianas de La Paz y El Alto están unidas por el teleférico urbano más elevado del mundo.

 TELEFÉRICO 



Foto Prensa Libre: EFE

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Los habitantes de La Paz presumen, desde este año, de contar con la red de transporte público más alta del mundo, un teleférico urbano cuyas cabinas se deslizan de manera silenciosa, y cuelgan de las laderas de Los Andes a casi 4 mil metros sobre el nivel del mar.
Desde que se inauguró la primera fase en mayo pasado y la segunda en octubre, el teleférico ha transportado a millones de viajeros. Solo en los primeros dos días de funcionamiento subieron 57 mil personas.

Aunque inicialmente este teleférico fue ideado para mejorar el caótico transporte paceño, aún hay muchas familias que lo ven como una atracción turística.

"La gente sale —de la cápsula— como si hubiera subido a un platillo volante. Muchas son personas que jamás han viajado en avión o el metro", explica el ingeniero español Javier Tellería, presidente en Bolivia de la empresa austriaca Doppelmayr, responsable de su construcción.
Al profesional español le sorprende que los pasajeros bajen "muy tranquilos, sin vértigo", a pesar de que las estaciones se encuentran a una altura mayor de lo habitual, ya que están por arriba de los edificios. La explicación quizá sea que los paceños están acostumbrados a los inhóspitos 4 mil metros de la altura de su ciudad.

De ciencia ficción
Las torres metálicas de esta infraestructura se erigen casi como una escena de ciencia ficción entre las miles de humildes viviendas que cuelgan de las laderas de La Paz. Las cabinas de colores verde, rojo y amarillo, como la bandera de Bolivia, dan un toque futurista.


Los expertos en urbanismo creen que el teleférico puede cambiar no sólo el paisaje urbano, sino también el funcionamiento de la ciudad, algo que ya ha ocurrido en otras urbes latinoamericanas, como el caso de Medellín, Colombia.
Cuando el proyecto esté completo, el sistema de transporte abarcará una red de diez kilómetros, con tres líneas, once estaciones y 77 torres, con una inversión total de US$235 millones. Cada línea podrá trasladar hasta 3 mil pasajeros por hora gracias a las 443 cabinas, cada una con capacidad para diez personas.

El teleférico no es solo patrimonio de los paceños, ya que también une la vecina ciudad de El Alto. Entre ellas se desplazan a diario unas 440 mil personas y hasta ahora estas urbes solo estaban unidas por la única autopista del país, donde frecuentemente se producen bloqueos y protestas ciudadanas.
Polémica
Como siempre ocurre con las iniciativas de este tipo, no todos están contentos. En este caso, los pilotos del transporte se sienten perjudicados por el teleférico, porque afirman que les quitará trabajo e ingresos.
La solución que han planteado los transportistas es que el Gobierno les ceda la mitad de las acciones del teleférico como compensación, lo que las autoridades han rechazado tajantemente.
Hasta la puesta en marcha de este novedoso sistema y el de los autobuses PumaKatari de la alcaldía paceña, en Bolivia no existía un sistema urbano de transporte público regulado por las autoridades y por ello, históricamente el gremio de los choferes ha tenido un enorme poder a la hora de paralizar ciudades bolivianas en busca de reivindicaciones.

Por ello, y aunque muchos todavía lo ven como una alternativa lúdica para los fines de semana, son muchos los habitantes de La Paz y El Alto que han abrazado la llegada del teleférico como una alternativa para desplazarse sin recurrir a los precarios autobuses públicos.


También es reivindicativa, pero en el buen sentido, otra de las acciones surgidas al calor del nuevo transporte: los jóvenes artistas decidieron llenar los techos con pinturas que simbolizan la identidad paceña para evitar que esos espacios se llenen de publicidad.
Pese a las espectaculares vistas de la ciudad y de la cordillera andina que se despliegan ante los usuarios de las cabinas, los tejados también son parte ineludible del paisaje y los artistas tratan de impedir, con sus coloridas pinturas, que sean tomados para propaganda política.
En el arte de los techos destacan las ideas de la felicidad, la esperanza y la identidad, para mostrar que estos ambientes pueden ser un medio de expresión.
Otra curiosidad es la inaudita vista, desde la línea roja, de los restos de un antiguo accidente en el que un coche se embarrancó colina abajo y quedó encajado en una de las grietas de las laderas.
Además, a diferencia de los teleféricos de otras ciudades, las cabinas del paceño serpentean entre el laberíntico entramado de los edificios, desde cuyas ventanas y balcones muchas personas siguen saludando a los pasajeros, aunque ya hayan pasado meses desde su inauguración.

EFE-Reportajes


 Gabriel 





lunes, 24 de noviembre de 2014


Ancestral
El Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, brinda referencias de lo que nuestros ancestros comían. "Aparecieron los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, felinos, serpientes, cantiles (...)".
Pero, como los animales no podían hablar ni adorar a sus Creadores, fueron condenados a que sus carnes fueran trituradas, según la narración de la obra. "Esto significa que el destino de todas esas criaturas era la de servir como alimento humano", refiere el biólogo e historiador Luis Villar Anleu.
En otro pasaje se narra la vez que Hunahpú e Ixbalanqué prendieron fuego para asar pájaros. "Se iban dorando y la grasa y el jugo que de ellos se escapaban despedían el olor más apetitoso", se lee.
En otra parte identifica la pesca en los viajes de Sipakná, quien buscaba peces y cangrejos a la orilla de los ríos. Alude, asimismo, al consumo de aves de corral en la alimentación ancestral. Incluso, perros. "Mesoamérica, antes del siglo XV, tuvo cinco razas de canes: loberro —un cruce de lobo y perro—, maya de nariz corta, tlachichi, xoloitzcuintle y común no especificado", indica Villar Anleu. "Existe evidencia arqueológica de ello y, sin duda, los comían", agrega.
Nuestros ancestros también se alimentaban con carne de venado, cabrito, coche de monte, conejo silvestre, cotuza y tepezcintle, por ejemplo. "No solo comían maíz, frijol, chile, tomate, calabazas y hierbas nativas; en realidad, tenían una dieta rica y variada", apunta el biólogo, quien ha escrito libros que versan sobre la tradición culinaria guatemalteca.
Transformación
Muchas cosas cambiaron tras la llegada de los conquistadores españoles, en 1524, y la gastronomía no escapó de ello.
Los ibéricos, desde el Viejo Continente, trajeron legumbres, verduras, condimentos y frutos propios. También cargaron con ganado bovino, ovino, cabruno y porcino. "Trajeron, además, caña de azúcar, arroz, albahaca, alcaparra, espinaca, hierbabuena y granada, lo cual es herencia árabe", refiere el libro La cocina popular guatemalteca; mitos, hechos y anécdotas (Editorial Universitaria, 2012).
"En la actual Guatemala se hizo una fusión de comida morisca, española y mesoamericana", comenta Villar Anleu. "Esa era la cocina colonial, si así se le quiere llamar".
Desde entonces, el consumo de animales nativos disminuyó gradualmente. Tanto así que las poblaciones urbanas actuales consideran que los platillos de tepezcuintle, iguana, tortuga, culebra o insectos son desagradables. Otros los califican de exóticos. Unos más afirman que son deliciosos.
Hoy, casi solo se comen aves de corral y carne de res y de cerdo, pero en varias regiones del país sobreviven costumbres culinarias como la de preparar iguana en iwaxte —un recado de miltomate, tomate y pepitoria—. De hecho, en Mazatenango, Suchitepéquez, se le considera como un plato tradicional.
También se sirve en San Lorenzo, Suchitepéquez, sobre todo en la feria titular dedicada a la Virgen de Candelaria, cada 2 de febrero, y durante la Patronal, en honor a San Lorenzo Mártir, el 10 de agosto.
El reptil también se consume en Escuintla, Retalhuleu y en comunidades xincas de Jalapa.
En los mercados locales, cada pieza vale entre Q5 y Q15, según el tamaño.
El caldo de carnero es otro plato popular de los pueblos montañosos occidentales, en particular de Huehuetenango, San Marcos y Quetzaltenango.
En el quetzalteco municipio de Concepción Chiquirichapa se cuece la carne con cebolla y sal. Así de sencillo. Esto se consume en fiestas religiosas y familiares.
Un tanto más elaborado es el de Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, donde se condimenta con cilantro, hierbabuena, chile, cebolla y achiote, y se complementa con papas. En Tejutla, San Marcos, el carnero se prepara como plato distinguido cada 25 de julio, cuando se celebra el día del apóstol Santiago.
También en San Marcos, pero en San Lorenzo, se conserva la tradición de comer mole, pero no de plátano, sino de conejo. Este es un platillo de origen prehispánico, del pueblo mam. "Los conejos silvestres fueron tan abundantes en su tiempo, por lo que cazarlos y comerlos era normal", dice Villar Anleu. "Durante el siglo XVI se le agregó orégano y olivas verdes, que son herencia hispana", añade.
Pero el legado culinario maya más puro que existe, de acuerdo al historiador, es el tuq'unik pamaxa'n, también llamado patín, que son pescaditos de río secados al sol preparados con tomate, chile y sal, servidos en hoja de cox o de maxa'n.
De Petén y las Verapaces
En Petén hay un amplio menú ancestral que persiste aún en nuestros días. En la lista está la sopa de palmito, cochán asado, empanadas de siquinché, bollos de chaya, caldo de chayuco —hierba mora— y tortillas de ramón mezcladas con guineo majunche. Entre los peces están el blanco, bulé y mojarra, los cuales saben muy bien cuando se les acompaña con frijoles.
En el departamento petenero también se consumen las carnes de venado de cola blanca, iguana, pizote, mapache, armadillo, jabalí, coche de monte, así como las de pavo ocelado, cojolita y faisán.
Los antiguos mayas también comían lagartos y jaguares. "Probablemente los comían asados, con pinol o en caldo", refiere Villar Anleu. "Era comida de la élite; de esa forma —al consumir su carne—, creían que tomaban sus poderes".
Existen, además, referencias del consumo de saraguates por parte de jornaleros que trabajan muy adentro de la selva, no solo en Petén, sino que también en el norte de Huehuetenango y en San Marcos. Los despellejan y los asan. "Esto sucedía hasta hace unos 20 años, aunque puede que ahora se siga haciendo, sobre todo cuando se debe subsistir alejado de la civilización", explica Villar Anleu.
En nuestros días, Petén es conocido por comer tepezcuintle. Dicen que tiene el sabor de la carne de cerdo, "pero mejorada". En algunos comedores de Flores, San Benito o Uaxactún se sirve encebollado, algunas veces acompañado con papas fritas, frijoles y ensalada rusa. Nunca faltan, por supuesto, las tortillas.
La carne de este animal, incluso, la ponen en los tradicionales tamales en lugar de la carne de cerdo o de pollo, tal como sucede en las Verapaces, donde, también, puede ser empleada la carne de ganso, pato o armadillo.
En Alta Verapaz, asimismo, se prepara la sopa de tortuga. Ciertos restaurantes, a escondidas, ofrecen el platillo pese a las restricciones legales existentes. El plato también es parte de la cocina garífuna, por lo que se le encuentra en Izabal.
Entre los xincas, en el oriente guatemalteco, también se acostumbra comer carne de garrobo, culebra, zarigüeya —tacuacín—, coche de monte, armadillo y caldo de venado.
Insectos y culebras
También en el Popol Vuh se menciona la comida a base de insectos, sobre todo del gonón —un abejorro—.
En la actualidad, entre septiembre y octubre, se cazan libélulas migratorias en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango. Se las comen asadas al comal, doraditas y con tamalitos.
Los zompopos de mayo también son tradicionales. En el mercado de San Juan Sacatepéquez se ofrecen en grandes cantidades, también asados al comal.
En lugares remotos del país aún se comen las serpientes, sobre todo las conocidas como mazacuatas. Su carne, según testimonios, sabe casi a pescado.
Recuperación culinaria
Hoy existen restricciones para la caza de muchos de estos animales, pues están en peligro de extinción. "Se debería impulsar la cocina ancestral, pues es parte de la herencia de los guatemaltecos", dice Villar Anleu, aunque también aclara que debe hacerse de forma controlada. "Lo ideal es que hubiera criaderos certificados; así, se puede rescatar parte de nuestra tradición culinaria sin llegar al exterminio de las especies".
Aportaron información los corresponsales Carlos Paredes, Walfredo Obando, Omar Méndez y Eduardo Sam Chun.
POR ROBERTO VILLALOBOS VIATO / D FONDO

AVESTRUCES Y RANAS
El plato de carne de avestruz se prepara en lugares cercanos al litoral del Pacífico. De hecho, en La Democracia y Siquinalá, Escuintla, hay granjas que se dedican a la estrutiocultura —crianza de esa ave—.
En tanto, en Taxisco, Santa Rosa, se cultivan las ranas toro (Lithobates catesbeianus).
Sus ancas, ofrecidas con pastas y verduras, son consumidas  en los restaurantes chinos, donde, además, convierten el cuero en chicharrón, mientras que la cabeza y tórax los sirven de sopa.

De la Prensa Libre, de Guatemala
Gabriel Panagiosoulis

lunes, 22 de septiembre de 2014

Del arabe al español

Más de cuatro mil palabras de origen morisco
se usan en la lengua española.

El árabe dio origen a vocablos españoles

"Sobre la alfombra y la almohada, e incluso en el diván encontré algunos granos de arroz que parecían cocinados con aceite".

Esta oración, tomada de una conversación cotidiana de un hogar guatemalteco no tiene nada de especial, en apariencia, pero hace uso de palabras que provienen del árabe, las cuales se adhirieron al español desde el milenio pasado, como consecuencia de los ocho siglos que los moros invadieron España.


Más de cuatro mil palabras aún se emplean; es decir, el 8 por ciento del vocabulario del español, incluyendo voces poco usadas.

Siglos atrás
En el año 711, grupos provenientes de oriente y del norte de África —árabes, sirios y bereberes—, de religión musulmana, derrotaron al rey visigodo Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. Con este hecho empezó la dominación árabe de la península Ibérica, la cual se prolongó hasta 1492.
La conquista fue rápida. En menos de ocho meses invadieron toda Hispania, a excepción de una pequeña franja en el norte de la Península, donde los núcleos de resistencia dieron lugar a los reinos cristianos peninsulares, que fueron recortando progresivamente el espacio musulmán.
Durante este tiempo, España se islamizó y su nombre fue Al-Andalus y adoptó gran parte de las costumbres, cultura y lengua del invasor. Ese dominio jugó un papel importante en su evolución histórica.

Herencia plural
La influencia árabe en el castellano es fuerte, tanto que Rafael Lapesa, en su libro Historia de la lengua española, afirma que después del latín, el caudal léxico más importante del español está en los arabismos, al menos hasta el siglo XVI.
Estos términos se encuentran referidos en todos los campos. Por ejemplo, en el conocimiento y la ciencia están: algoritmo y cénit; nombres de constelaciones como Aldebarán e instituciones políticas como alcalde y alguacil, además de vocablos comerciales como almacén, arancel y aduana.
Muchos nombres de técnicas y oficios tienen este origen, tal es el caso de alfarero y albañil. También existen en el ámbito de la agricultura albaricoque, alcachofa, acelga, algarroba, naranja y limón.
Las continuas luchas con los cristianos proporcionó una gran cantidad de arabismos referentes a la guerra, por ejemplo: adalid, atalaya, alcázar, zaga, adarve, tambor, añafil, alférez, acicate y albarda, entre otras. Algunas palabras se remontan a orígenes diferentes del árabe, al sánscrito, por ejemplo: ajedrez y alcanfor; del persa, jazmín, azul, naranja, escarlata y del griego llegaron voces como arroz, alambique, acelga y alquimia.

Fuentes: www.cervantesvirtual.com/ jonkepa.wordpress.com/ www.juntadeandalucia.es

 Gabriel Panagiosoulis
De la Prensa Libre Guatemala

miércoles, 11 de junio de 2014

UNA VISIÓN ORIGINAL

Homenaje a García Márquez en la ONU

Nueva York no se podría quedar relegada en la serie de homenajes que a nivel mundial se realizan en honor a la memoria del nobel de literatura Gabriel García Márquez. La sede de la Organización de las Naciones Unidas, ONU fue escogida para reunir a un grupo de intelectuales y admiradores de García Márquez que este jueves participan en una ceremonia especial.

Un panel de intelectuales presidido por Gerald Martin, biógrafo principal de García Márquez, Jaime Abello Banfi director de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano, Fnpi, con sede en Cartagena de Indias, Colombia y los escritores Angeles Mastretta, Héctor Aguilar Carmín, director de la revista Letras Libres y Juan Gabriel Vásquez compartiran sus experiencias y anecdotas con el publico.

El evento conmemorativo especial  en la ONU rinde tributo al legado literario de Gabriel García Márquez, y es organizado el «Grupo de Amigos del Español en las Naciones Unidas» (GAE) con la suscripción de una Carta Constitutiva por parte de los veinte países de habla hispana ante las Naciones Unidas.

El programa incluye las palabras de bienvenida de la embajadora Maria Cristina Perceval, representante permanente de la Argentina ante la ONU y presidenta del GAE, de John W. Ashe, presidente de la Asamblea General, Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas y la embajadora María Enma Mejía, representante permanente de Colombia ante la ONU.


Obra del periodista y biografo Gerald Martin
Obra del periodista y biografo Gerald Martin
Gerald Martin es el autor de Gabriel García Márquez: Una vida, libro publicado por la editorial Random House Mondadori. (768 páginas)  Una obra  fruto casi veinte años de trabajo.

García Márquez nació el 6 de marzo de 1928 en Aracata, Magdalena y falleció el 17 de abril de 2014 en la ciudad de México. 

miércoles, 22 de enero de 2014


UNA VISIÓN ORIGINAL


¿Será el mismo Dios?


Gabriel Panagiosoulis  
El  trabajo en la cocina de restaurante en el bajo Manhattan era el comienzo de su opresión, el freno a sus aspiraciones académicas, el estancamiento de su ser en todos los niveles.
Maki  no tenía otra alternativa, el trabajo muy duro, muy fuerte,  le consumía todas sus fuerzas.  Transformaba  su  personalidad en un ser inmaduro, sin iniciativa para luchar.
Maki  un chico de 17 años, delgadito, de apariencia enfermiza y muy frágil,  lavaba  platos y vasos, barría el piso, pelaba papas, zanahorias, hacia puré de papas, cortaba las cajas de madera para llevarlas a la sala de basura.  Sus manos cubiertas de barros y espinillas, por el jabón tan fuerte que le producían una tremenda alergia, que le quemaba la piel.
La  soledad lo desesperaba, le comprimía el pecho, como si llevara todo el peso de estatus norteamericano en sus espaldas.
En su trabajo diario Maki tenía que recoger del mostrador las bandejas llenas de platos sucios, llenos de grasa y residuos de comida. También traía los vasos limpios para ser colocados en el área del bar, donde se reunían los clientes a tomar cerveza, especialmente aquellos de  la raza  blanca-de mejillas rojizas y pelo rubio quienes miraban a Maki con curiosidad y al verlo murmuraban entre sí.
Un día uno de ellos le agarró la mano y le dijo.
            -¿No tienes miedo que avise a la Migra?
Su compañero intervino y le dijo:
            -No lo molestes, abrió su billetera y le tiró  al piso una moneda de 0.25 centavos.
- Toma para que nos laves bien los vasos.-
La moneda rodó hacia el piso detrás del mostrador.
Maki le dio una patada y la pisó con sus enlodados zapatos.
-¿Si no hablas inglés para que vienes aquí?-  Le dijo el mismo cliente.
Este diálogo se lo explicó el cocinero que los estaba observando desde la ventanilla de la cocina.
Ana, la mesera, una muchacha con raíces italianas intervino y dijo a los clientes:
            -Ya paren de molestar.
De inmediato  Ana recogió  la moneda del piso, llamó a Maki en la cocina, le dio la moneda y le dijo:
            – No les prestes atención, son irlandeses que creen que este país les pertenece, lo mismo hacen con todos los que no hablan inglés.
Maki agarró la moneda,  la limpió del lodo, y se puso a observarla, de un lado tenía un  águila, y del otro lado la figura de una cabeza de un presidente norteamericano y las palabras. Libertad – en  Dios confiamos. Entró  en la cocina, lloró y pensó que para él no existía Dios. .
 La voz del dueño de restaurante lo despertó de sus pensamientos.
- Maki apúrate, tienes que mapear el piso, el tiempo vuela. 
Los clientes en las mesas de los manteles blancos parecían alegres, conversaban sin impórtales  lo más mínimo la presencia del trabajador humilde. Para ellos Maki era como un fantasma, un ser inexistente.
Maki sentía que no pertenecía a la raza humana, era como una mosca, de aquellas que caen en la trampa atraídas por la luz de los bombillos de una noche oscura sin Dios y sin esperanza.
 Dios mío, murmuró Maki, ayúdame.
Nueva York – 2014
Gabriel Panagiosoulis
Gabriel Panagiosoulis
Gabriel Panagiosoulis- Escritor griego que escribe textos cortos en español y en inglés. Ha publicado varios libros en su lengua natal: griego. Ha recibido varios premios literarios en Grecia. Nació en Pylaro, Cefalonia, Grecia. A la edad de 16 años emigró de su pueblo navegando como marinero buscando el sueño americano. Actualmente vive en El Bronx NY y escribe relatos y cuentos cortos en español, lengua que aprendió gracias a sus viajes por el mundo hispánico.