domingo, 1 de diciembre de 2013

El sendero del Sol

                                   Tikal,   Guatemala           


            "El Sendero del Sol"            (Parte V)

El padre de Maki se había levantado temprano, se había ido al centro del pueblo a ver si encontraba a alguien que vaya a la ciudad, para encargarle que le traiga unas inyecciones de
Penicilina, (que apenas habían salido al mercado,) para su hermano que estaba con fiebre en la cama, decían que era tísico. Makis y sus hermanos estaban todavía acostados en la cama, para evitar el frío de la madrugada, esperando que su madre encendiera el fuego con leña y pusiera a hervir ha­rina de maíz, para desayunar con un plato caliente de maíz...
Ruido se oyó en el patio de la casa, su tía abrió las grillas de la ventana y haló a Maki de la mano. Cosa rara, su mano estaba temblando. Debe tener fiebre pensó Maki.
El patio de la casa se había llenado con hombres vestidos de verde, con botas militares de botín que habían robado de las fuerzas invasoras italianas. Parecían esqueletos sus caras sucias, despeinados con unos pelos largos llenos de piojos, sus ojos rojos como de carbón encendido, sus botas militares tamaño gigante, con unas capas largas, parecían vampiros que vinieron a chupar sangre. En sus hom­bros tenían rifles y las armaduras de balas cruzaban sus pechos. De sus cinturas guindaban granadas, listos para invadir el infierno a liberar al diablo.
-¿Mira tía, mira cuanta gente Italiana están en nuestro patio?-
-Mi hijo, ellos no son Italianos, ellos ya no existen, los mataron y los que se salvaron se fueron. Los que están afuera son Griegos los que llaman paramilitares, son gente salvaje sin escrúpulos. Venga para que veas, para que te acuerdes cuando crezcas,- dijo su tía y lo haló de la mano.
-Pienso tía, que ellos son griegos igual que nosotros, ¿qué nos puede pasar?-
-No sé, pero no me gustan sus caras, tienen vista de asesinos.-
-¿Mira aquel con el bigote? El es de otro pueblo, el otro con la bufanda abierta es de más allá, aquél que tiene su saco puesto sólo de una manga, es hermano del jefe. Entre ellos había un flaco bajito con barba larga gris, y un pelo amarillento largo y sucio, con una escopeta corta su cañería volteada hacia abajo, daba vueltas, y vueltas en el patio y mirada hacía el portón. Parecía que esperaba algo.
Maki se confundió, ¿cuántos eran? Parecían muchos, ¿y qué querían todos estos en su casa? Le entro miedo.
Su tía lo dejó clavado en la ventana y salió.
Del otro cuarto se oían los quejidos de su madre, que tenía dolor de muelas y hervía orégano para hacer pomada para aliviar el dolor. Los otros dos hermanos no hablaban, estaban en el cuarto con la madre y la tenían agarrada de su vestido.
El padre había salido temprano para buscar medicina para su hermano que estaba muriendo tísico con fiebre acostado en la cama. Su tía regresó a la ventana. Maki la miro en los ojos pidiendo una explicación.
-Ves todos estos perros han venido a matar a tu padre, lo están buscando en las tiendas, en el café, en las calles, han salido en su busca varios de ellos.-
Paró de hablar en un silencio congelado, que parecía eterno. Al fin suspiro y gritó:
¡-Que Dios nos ayude!-

Continuará



2 comentarios:

Stratos Doukakis dijo...

Como tardastes un poco a postar la continuaciòn, creia que lo habìas abandonado... Me alegro, amigo Gabriel y siga publicando la interesante historia...

Mis saludos y un abrazo!

pylaros dijo...

Gracias por su visita amigo Strato, aun que no lo creas estuve ocupado, tanto que mi tiempo ere limitado, No, no lo voy abandonar simplemente necesito más tiempo, a concentrarme.
Saludos y gracias
Gabriel